Un maestro bigotón y peludo

Luis Hernández Montalvo

Lunes, Abril 6, 2015 – 20:02

En la noche del 1o. de abril, de 2015, revisando mi cuenta en Linkedin, me encontré con una nota que me hizo recordar a uno de mis alumnos en la Población de Tlaxcalancingo, Puebla. La nota está fechada el 3 de julio de 2013. A este niño lo recuerdo como el más pequeño y travieso de mis alumnos. Extraordinarios a la hora de escribir textos o a la hora de dibujar.

José Luis Coyotl Mixcoatl era un niño extraordinario como también lo fueron sus compañeros. De esto ya han transcurrido más de 25 años. ¿Pueden imaginar la alegría que me producen los comentarios de uno de mis ex alumnos? En la prensa local de la ciudad de Puebla deben estar algunos textos libres de mis alumnos;  publicados en el suplemento semanal “Cambio Educativo” que editaba Cambio Diario, dirigido por el maestro Gabriel Sánchez Andraca y “Aula de Papel” en Momento Revista que dirigía Baraquiel Alatriste.

Recuerdo que un día al presumirle a mi compañero Eloy sobre los textos de mis alumnos, el me da otra sorpresa cuando me pide mi periódico ¿La Jornada? y me pide que vea como uno de sus alumnos es capaz de copiar magistralmente una de las caricaturas; como si hubiera sido el autor. No era el único, era una habilidad de casi todos los niños alumnos del profesor Eloy.

Antes, con alumnos de la población de Cacalotepec, había descubierto su habilidad para dibujar y pintar con un estilo muy particular que me hacía suponer  estar frente a verdaderos códices prehispánicos.

Al trasladarme al salón de clase, les pido a mis alumnos que abran su libro en una página donde aparecía en un recuadro con dibujos en forma de cómics y otros tres cuadros para que los niños terminen el relato, sin texto, solo en dibujos entonces, descubro que también mis alumnos son extraordinarios dibujantes, al ver como ilustraron los recuadros como si fueran los artistas que dibujaron en el libro de texto gratuito de Español.

Otro día les pedí que me escribieran un cuento en una hoja de su cuaderno, no recuerdo muy bien si uno de mis alumnos -que pudo haber sido Jose Luis- al otro día me entrega una redacción extensa; utilizando toda la libreta y tan bien redactada que me sorprendió; entonces cometí el error de dudar que el fuera el autor. El niño tranquilo me pide una nueva libreta y se pone a escribir con una habilidad sorprendente. Lo veo recostado en el pupitre escribiendo, con una seriedad que me dejaba sin habla.

El texto que me escribe José Luis Coyotl Mixcoatl, me da una satisfacción personal que comparto con mis lectores, entre los que espero, se encuentre algún estudiante normalista.

El 3/7/13 13:59, Jose Luis Coyotl Mixcoatl escribió: 

“Estimado Maestro”:

“Si no estoy errado y es usted a quién busco, entonces la fortuna me tiene de su lado porque después de muchos años la providencia y las redes sociales me ha puesto en contacto con usted.

Quizá no me recuerde, fui su estudiante en tercero y cuarto de primaria en la escuela Justo Sierra en Tlaxcalancingo, Puebla. Y ciertamente no lo sabe, pero ha dejado una influencia muy importante en mi formación como persona y profesional, siempre sus métodos hicieron mella al paso de los años, y aunque poco ortodoxos para muchos, sigo pensando que fue uno de mis mejores maestros de toda mi vida.

En fin, quería recuperar el contacto con usted para ver si algún día coincidimos y platicamos largo y tendido, aunque el día de hoy estoy viviendo y trabajando en Los Ángeles, California, pero regularmente regreso a casa, al punto de mis raíces, por necesidad y tranquilidad, de modo que ojalá en un futuro pudiésemos vernos, quizá presentarle a mi hija y mi esposa, y externarle mi agradecimiento en persona.

Que éste mensaje en principio, ojalá sea el punto de conexión constante en adelante. Le mando un abrazo y nuevamente mis agradecimientos de toda la vida.

José Luis Coyotl Mixcoatl”

A partir de este contacto, los recuerdos han empezado a fluir de la memoria, veo sus rostros y travesuras y ahora esta gran ayuda para quienes no creen que la vocación docente es de entrega y de servicio –como en la alegoría pedagógica del lavatorio de pies “He venido a servir, no a ser servido”- Esta es la misión del profesor de escuela. Este es el complemento del docente, la voz del dicente que habla por nuestros actos públicos y privados:

“Hace muchos años, cuando iba en tercero y cuarto de primaria tuve un maestro bigotón y peludo que era la puritita onda y que fue sin duda, alguien que influyó mucho en mi educación y seguramente también en la de mis compañeros. Luis Hernandez tenía métodos de enseñanza que le ponían los pelos de punta a muchas señoras: hacía que hiciéramos nuestras acuarelas con flores y hojas de la región, que pintáramos con ellas (recuerdo la visita al atrio de la iglesia del pueblo para dibujarla y colorearla, con colores orgánicos y al aire libre), nos llevó al campo a explicarnos la fotosíntesis y el ciclo de polinización, siembra y crecimiento de las plantas entre muchas otras cosas, que supongo vienen de su formación como maestro de Normal Rural.

Cada semana nos llevaba un suplemento dominical (aunque ya no recuerdo de que periódico era) que se llamaba Tiempo de Niños, y que por mucho tiempo atesoré y del cual me llenaba de entretenimiento cada lunes.

Recuerdo que un día llevó una convocatoria para escribir un cuento, que me llevó a hacer uno y a la postre ganar (no recuerdo que, pero gané algo), además de salir publicado en el periódico (tampoco me acuerdo cuál). Quizá por todo eso hoy me dedico a lo que me dedico y hago lo que hago.

Con el paso de los años y los beneficios de las redes sociales pude reencontrar a mi maestro para enviarle unas palabras de agradecimiento.

Hoy lo vuelvo a hacer y con mucho gusto, ayer me escribe y comparte una notita de blog al respecto, y veo que me recuerda.

Maestros como el Maestro Luis son los que construyen la verdadera educación en México. Gracias a maestros como éste (que sé que hay muchos más allá de la politización superficial del magisterio) por todo el empeño que le ponen a su chamba.

Cuando fui profesor en la universidad, traté de seguir con el mismo ejemplo y espero haberlo logrado con bien”

“Me informa mi Maestro Luis Hernández Montalvo que aquél premio que recordaba haber ganado cuando era niño en tercero o cuarto de primaria, fue el primero o segundo lugar de narrativa infantil nacional convocado por el ISSSTE por 1987 o 1988. Y que además fui a leer mi texto en La Casa del Lago, del bosque de Chapultepec en la Ciudad de México.

El premio consistía en un viaje al puerto de Acapulco, -el niño y dos adultos- con gastos pagados, dos días y dos noches. Al parecer se hicieron ojo de hormiga con el premio y nunca hicieron efectivo lo prometido y después de varios meses, me dieron un cheque o 300.00 en efectivo, nada más (ha de haber sido un chorro de lana para mis manos de chamaco). Sólo recuerdo que me dieron un sobrecito con unos cuantos dineritos que, como no supe que hacer con eso, pues se los di a mi mamá. Que memoria tan privilegiada de mi Maestro. Y que bien me vino a alegrar el día con una memoria que creía perdida. Esto me da un motivo suficiente para trabajar duro en sacar un primer libro de lo que escribo tan pronto sea posible y por supuesto, echarle galleta a mí novela que por años he querido terminar.

Mientras pueden echarse un clavado en mi blog ‘El fuego que vivo’ para leer un poquito de lo que escribo.

Sí, soy un estuche de monerías”. (6 de abril de 2015).

hernandez_luis21@yahoo.com.mx

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