19-Octubre-2008
Lilian Hernández
Carlos Muñoz Izquierdo
“Si México está en los lugares más bajos en educación, ¿por qué los maestros se oponen a darle calidad?”, preguntó Santiago Guzmán a uno de los profesores que hacía guardia en el plantón que disidentes magisteriales mantienen desde hace once días frente al edificio de la SEP.
La respuesta del maestro Alfonso Vázquez, de la sección 18 de la CNTE de Michoacán, fue concisa: porque es un acuerdo político y laboral entre Elba Esther Gordillo y el presidente Calderón, que no busca mejorar al sistema nacional educativo.
El transeúnte no se quedó con la curiosidad y cuestionó al maestro, a fin de entender por qué iniciaron este plantón y a qué se deben las marchas que han realizado.
Al terminar su diálogo, el señor Guzmán explicó a Excélsior que, cuando los medios hablan de que los maestros repudian la Alianza por la Calidad de la Educación, en vez de comprender tal postura, sólo se queda con dudas.
En el pacto entre el gobierno federal y el SNTE, firmado hace poco más de cinco meses, se acordaron cinco ejes de acción para mejorar la calidad del sistema educativo.
Estos acuerdos, en teoría, establecen mecanismos para salir del rezago y traducirlo en mayor aprovechamiento académico de los alumnos, así como mejoras laborales para los docentes. Empero, especialistas en educación, como el investigador Carlos Muñoz Izquierdo, de la Universidad Iberoamericana, han señalado que los objetivos de esta alianza son ambiciosos y confusos, pues no explican cómo los van a conseguir ni con qué recursos económicos.
Por ejemplo, el segundo objetivo de este pacto bilateral busca mejorar la selección de la planta docente, mediante un examen nacional de asignación de plazas. Pero el primer concurso que se aplicó el pasado 11 de agosto, según el académico Muñoz Izquierdo, fue hecho al vapor, además de que ni el sindicato ni las autoridades informaron cómo se asignaron las plazas en cada estado y tampoco se ha dado a conocer el contenido de la prueba.
En tanto, en el cuarto objetivo las autoridades educativas federales y el sindicato magisterial pactaron mejorar los planes de estudio en educación básica, a fin de que los alumnos tengan una formación más ligada a su realidad y a las necesidades de un mundo globalizado, pero en esto tampoco detallan qué cambios sufrirán los contenidos temáticos, cómo se modificarán las clases ni cuál será la pedagogía de su enseñanza.
En teoría, coinciden los especialistas en temas educativos, esta alianza SEP-SNTE sí mejoraría la calidad de la educación. La cuestión es que hace falta transparencia en los procesos y la credibilidad en los actores que firmaron el pacto.
“Si México está en los lugares más bajos en educación, ¿por qué los maestros se oponen a darle calidad?”, preguntó Santiago Guzmán a uno de los profesores que hacía guardia en el plantón que disidentes magisteriales mantienen desde hace once días frente al edificio de la SEP.
La respuesta del maestro Alfonso Vázquez, de la sección 18 de la CNTE de Michoacán, fue concisa: porque es un acuerdo político y laboral entre Elba Esther Gordillo y el presidente Calderón, que no busca mejorar al sistema nacional educativo.
El transeúnte no se quedó con la curiosidad y cuestionó al maestro, a fin de entender por qué iniciaron este plantón y a qué se deben las marchas que han realizado.
Al terminar su diálogo, el señor Guzmán explicó a Excélsior que, cuando los medios hablan de que los maestros repudian la Alianza por la Calidad de la Educación, en vez de comprender tal postura, sólo se queda con dudas.
En el pacto entre el gobierno federal y el SNTE, firmado hace poco más de cinco meses, se acordaron cinco ejes de acción para mejorar la calidad del sistema educativo.
Estos acuerdos, en teoría, establecen mecanismos para salir del rezago y traducirlo en mayor aprovechamiento académico de los alumnos, así como mejoras laborales para los docentes. Empero, especialistas en educación, como el investigador Carlos Muñoz Izquierdo, de la Universidad Iberoamericana, han señalado que los objetivos de esta alianza son ambiciosos y confusos, pues no explican cómo los van a conseguir ni con qué recursos económicos.
Por ejemplo, el segundo objetivo de este pacto bilateral busca mejorar la selección de la planta docente, mediante un examen nacional de asignación de plazas. Pero el primer concurso que se aplicó el pasado 11 de agosto, según el académico Muñoz Izquierdo, fue hecho al vapor, además de que ni el sindicato ni las autoridades informaron cómo se asignaron las plazas en cada estado y tampoco se ha dado a conocer el contenido de la prueba.
En tanto, en el cuarto objetivo las autoridades educativas federales y el sindicato magisterial pactaron mejorar los planes de estudio en educación básica, a fin de que los alumnos tengan una formación más ligada a su realidad y a las necesidades de un mundo globalizado, pero en esto tampoco detallan qué cambios sufrirán los contenidos temáticos, cómo se modificarán las clases ni cuál será la pedagogía de su enseñanza.
En teoría, coinciden los especialistas en temas educativos, esta alianza SEP-SNTE sí mejoraría la calidad de la educación. La cuestión es que hace falta transparencia en los procesos y la credibilidad en los actores que firmaron el pacto.