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QUE NO NOS GANE LA DESMEMORIA
Por Rafael OLIVERA
El lunes próximo se cumplen ya siete años de aquel aciago acto de barbarie perpetrado en contra (con todas las de la ley) de los profesores disidentes, cuyo único delito fue inconformarse por la promulgación de la infame Ley del ISSSTE, cuando fueron desalojados con lujo de violencia por la Policía Ministerial, mandada por el gobernador en funciones, con la aquiescencia del gobernador electo, obedeciendo literalmente a la cada vez más senil cacica sindical, Elba Esther Gordillo Morales, y a sus huestes de la sección 2 del SNTE comandados por la ilustre Arcelia Galarza Villarino, quien actualmente cobra como flamante directora general del Colegio de Bachilleres de Baja California (Cobach), suspirando con ser la titular de la Secretaría de Educación y Bienestar Social, cuando sea defenestrada la dentista “Chayo” Rodríguez Rubio, por obvias razones.
En aquel entonces a raíz de dicho desalojo violento de los edificios sindicales, hubo varias manifestaciones para protestar por tan reprobable violación a las garantías individuales y sociales del magisterio disidente, ya que no existía delito que perseguir, sobre todo porque los inmuebles son parte del patrimonio del gremio, y al estar afiliados a dicha organización, consecuentemente se tenían los mismos derechos para permanecer ahí y hacer buen uso de sus instalaciones. La aberración jurídica fue la acusación por despojo que realizaron los achichincles de la Gordillo, contra quienes tuvieron en custodia las instalaciones sin causar ningún destrozo por ser precisamente un patrimonio de la organización sindical.
Si bien es cierto, en aquel aciago 25 de agosto de 2007, la consigna de represión a la disidencia magisterial provino de la senil “corruptora de mentores”, hablando con su aliado y cómplice, el inquilino de Los Pinos, el trabajo sucio le tocó hacerlo a la secretaria de la ex senadora suplente, quien en un principio negó toda responsabilidad, pero al tiempo tuvo que admitirlo prepotentemente (como se comportan las “muy machas”) con una frase digna de ser grabada en las mentes de quienes ahora están enchufados a la ubre seccional: “yo los saqué, y los vuelvo a sacar” (del edificio sindical, con los ministeriales, golpeando profesores jubilados y maestras indefensas).
Paradójicamente hoy, el escenario es muy distinto, con un sindicato sumamente debilitado, debido a que las condiciones laborales de los trabajadores de la educación, han venido a menos, sobre todo porque la cúpula sindical lo único que ha estado haciendo es cubrirse las espaldas, concediendo la pérdida de las conquistas sindicales, con tal de no ser los compañeros de celda de la cacica sindical, por ende, si en un principio la línea que recibieron de la mandamás fue la de rechazar la mal llamada “reforma educativa”, hoy es todo lo contrario, al grado que “Juanito” (así le decía de cariño su “madre putativa” Elba Esther) Díaz de la Torre, es un defensor férreo de la reforma y hasta les echó porras a los legisladores que aprobaron las leyes reglamentarias del INEE y la Ley General de Educación.
En el caso de la Galarza, y sus aspiraciones de continuar enchufada en cargos de cierta relevancia, pretendiendo olvidar sus vergonzantes acciones, no queda más remedio que sustraerlas de la memoria, así como algunos datos de su biografía para que no aparezca como la gran “eminencia gris”, antes al contrario. Aunque claro, se ha visto hasta la saciedad, que se manejan por intereses partidistas, según las filias de quien los encumbra en tal o cuál cargo.
A propósito, para contrarrestar la desmemoria, traigo a colación un fragmento de las Asignaturas que escribí para definirla con más precisión, así:
El nombramiento que hiciera el actual gobernador de Baja California, Francisco Arturo Vega de Lamadrid, mejor conocido como “Kiko”, designando a la dizque profesora, Arcelia Galarza Villarino directora general del Colegio de Bachilleres de Baja California, cuyo único mérito consistió en haber sido comparsa en varias de las elecciones de esta entidad, al ir en alianza su partido político, el PANAL, con el PAN, así como las componendas con el gobierno estatal, tanto cuando fue dirigente sindical de la sección 2 del SNTE, o como cuando fue flamante diputada local, lo menos, es desafortunado. Sólo basta recordar que su origen está en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, sección 2, siendo la secretaria mandadera de Irma Martínez Manríquez, ambas ilustres hijas putativas de “la corruptora de mentores”, Elba Esther Gordillo Morales, caída en desgracia.
Desconozco bajo qué criterios, o cuáles son los perfiles mínimos indispensables, que cualesquier gobernador debe considerar para designar a la persona idónea (concepto de moda en la contrarreforma laboral disfrazada de educativa), en los múltiples cargos del rubro educativo. Lo que sí, hemos visto de todo, es decir, desde algunos funcionarios con perfiles adecuados a este ramo, hasta cada mediocre en los diversos gabinetes que se han conformado, dando al traste con las supuestas metas de elevar la calidad de la Educación. Sobre todo cuando se trata de gente inescrupulosa, como es el caso de la funcionaria en cuestión, la señora Arcelia Galarza Villarino. A quien, en el terreno sindical, ya le hemos dedicado varias Asignaturas, por su proceder nefasto.
En esa colaboración, se documentó una situación anómala en la que no cuadra su fecha de preparación profesional, en la institución que supuestamente estudió, con el inicio de actividades de la misma, existe pues, un desfase que llama la atención.
Ojalá, de ser cierto el rumor, que el gobernador haga un poco de esfuerzo, y la piense dos veces, si pretende sustituir a la emproblemada titular de SEBS, desechando el nombre de la susodicha Galarza, ya que no tiene los merecimientos, sólo la avala su negro historial, como el acto de oprobio del que fue cómplice aquel 25 de agosto de 2007. ¡Ni perdón ni olvido! Es cuanto
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