Estrictamente Personal
Raymundo Riva Palacio
31.07.2014
Los mexiquenses en el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto están chocando. No es algo nuevo que el grupo que lucía monolítico al arrancar la administración, tenga fricciones después de 18 meses de estar en el poder. Lo preocupante es que estas divisiones, por estrategias distintas y antagónicas, están poniendo en riesgo la reforma educativa. El conflicto se da entre Emilio Chuayffet, secretario de Educación, responsable de ejecutar la reforma, y Luis Miranda, subsecretario de Gobernación, y Alfredo Castillo, comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral en Michoacán, que manejan la relación política con la disidencia magisterial, que se opone a ella y quiere descarrilarla.
La lucha de fuerzas no es reciente, pero en estos días llegó al punto de las definiciones para saber si el presidente Peña Nieto quiere completar la reforma educativa a costa de turbulencias sociales, o pactar con la disidencia, para neutralizar el conflicto social a costa de sacrificar uno de los principales ingredientes de la reforma: quitar el control de las plazas al sindicato de maestros, que es parte fundamental para la recuperación, por parte del Estado mexicano, de la rectoría de la educación. Enfrentar la estrategia del gobierno y no aceptar sus tiempos, llevó a la maestra Elba Esther Gordillo a la cárcel. Ahora, ¿está dando pasos para atrás el presidente?